Según los datos del último informe de la CRUE, Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, en el curso 2015-2016 se matricularon en las facultades de nuestro país 264.664 alumnos de nuevo ingreso, de los que el 53,8% eran mujeres. Este dato no es una novedad, ya que las estudiantes españolas suponen al menos la mitad de los universitarios desde hace más de 20 años. Pero si miramos las cifras con algo más de detalle, sigue habiendo algunos motivos para la reflexión.

En cuatro de las cinco ramas en las que se dividen los estudios universitarios -Artes y Humanidades, Ciencias Sociales, Ciencias y Ciencias de la Salud- hay mayoría femenina. Sin embargo, en la rama de Ingeniería y Arquitectura, el porcentaje de mujeres cae de forma pronunciada. Entre los alumnos de nuevo ingreso en esta quinta rama, las mujeres suponen menos del 23% del total. E incluso esta cifra puede ser engañosa, ya que hay algunas carreras, como Arquitectura, en la que los porcentajes están más igualados.

Por tanto, hay otros estudios universitarios en los que la desproporción es tan elevada que llama la atención. Este es el caso de Ingeniería Informática, en la que casi el 90% de los nuevos alumnos son hombres, y de Ingeniería Electrónica, en la que la cifra también supera el 85%.

Hoy, 23 de junio, es el Día Internacional de la Mujer en la Ingeniería y no quiero dejar pasar esta fecha sin reivindicar mi compromiso y el de Enagás con la promoción y el avance de la presencia femenina en estos sectores. En este mismo blog he escrito en alguna ocasión sobre este tema que considero muy relevante para nuestra sociedad.

Debemos preguntarnos qué se puede hacer para que no se pierda ni una ingeniera potencial, para que no haya ni una sola chica de 16-17 años que quiera ser ingeniera con vocación, talento y ganas, y que no lo haga.

En lo que respecta al mercado laboral, es una de las últimas fronteras que tenemos que cruzar para conseguir la igualdad plena. Para las empresas del sector, es un reto y una oportunidad. La diversidad es un valor no sólo ético, sino económico. Necesitamos más mujeres ingenieras porque nos harán progresar, como empresa y como país.

Desde poderes públicos y desde la universidad es importante impulsar iniciativas para avanzar en este campo. Las empresas también tenemos nuestra cuota de responsabilidad. En Enagás hace ya muchos años que incorporamos a la gestión de los recursos humanos los principios de no discriminación y de igualdad de oportunidades.

Sin embargo, el papel más relevante lo jugamos cada uno en nuestra pequeña parcela, divulgando en lo posible mensajes que sigan cambiando nuestra cultura de manera positiva. Un buen ejemplo fue este excelente artículo, publicado hace justo un año, sobre el liderazgo de las mujeres en revolución tecnológica en España.

Pioneras en la ciencia como Marie Curie son referentes que, aunque imprescindibles en la historia, deben renovarse cada vez más a figuras más actualizadas. Hubo pioneras que abrieron el camino, pero también hay decenas de grandes ingenieras, científicas e investigadoras que nos rodean y que nuestras jóvenes probablemente sientan más cercanas. El artículo nos ofrece algunas pistas, con un puñado de fantásticas empresarias que lideran en nuestro país compañías tecnológicas punteras como Google, Facebook, LinkedIn, Siemens, IBM o Microsoft.

Estoy seguro de que todos tenemos otros muchos ejemplos a mano. Mujeres valientes, audaces, capaces y eficientes. Profesionales de primer nivel que deben ser referentes para todas esas jóvenes que, en estos días de junio, jornadas de exámenes y pruebas de acceso a la universidad, piensan en cómo quieren que sea su futuro. Ni una vocación perdida. Ni un talento desaprovechado. Ese es el objetivo. Ellas, todas esas chicas jóvenes, se juegan mucho, pero nosotros como sociedad también.