Hoy, 22 de mayo, celebramos el Día Mundial de la Biodiversidad. Una jornada que desde el año 2000 conmemora la firma del Convenio sobre la Diversidad Biológica y nos recuerda que es responsabilidad de todos cuidar de la naturaleza y de sus distintos ecosistemas.

Nuestra forma de vida y futuro dependen del buen uso que hagamos de los recursos naturales. Sin embargo, durante años nos hemos excedido en su utilización y  es necesario que esa tendencia se invierta. Según Naciones Unidas, la demanda mundial de recursos supera la capacidad biológica de la Tierra en un 20%. Sin duda, este es motivo suficiente para preocuparse pero, sobre todo, para actuar y tomar conciencia.

La ONU ha fijado el cuidado de la biodiversidad como uno de los 17 objetivos para el Desarrollo Sostenible, una serie de retos que van desde la eliminación de la pobreza y el hambre, hasta iniciativas frente al cambio climático. En concreto, el objetivo 15 se centra en “gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”. Cuenta para ello con una serie de objetivos como la integración de los valores de los ecosistemas y la diversidad biológica en la planificación nacional y local.

La Unión Europea también se ha marcado su propia agenda. La Estrategia Biodiversidad 2020 cuenta con seis objetivos, entre los que también contempla el mantenimiento y restauración de los ecosistemas y sus servicios. Con esta iniciativa, la UE espera detener la degradación de la biodiversidad antes de 2020, para después comenzar una nueva fase de protección y restauración antes de 2050. En este sentido, la Comisión Europea ha reforzado estas acciones con un nuevo plan para 2019 y recuerda que las zonas protegidas en biodiversidad en el mundo ocupan buena parte del territorio de la UE y aportan entre un 1,7 % y un 2,5 % del PIB de la región.

Las iniciativas no se limitan al ámbito institucional. Desde el mundo de la empresa debemos colaborar activamente. De hecho, muchas de ellas ya han integrado la conservación de la biodiversidad en sus actividades y destinan recursos al mantenimiento y restauración de los ecosistemas.

Es el caso de Enagás, refleja en sus Directrices corporativas en materia de biodiversidad la adopción de medidas preventivas para la conservación de la biodiversidad en todas las actividades y ámbitos de actuación de la compañía.