Europa es una protagonista continuada de titulares en los medios de comunicación, pero cada vez más con distinto enfoque: desde una visión europeísta de la mayoría de medios del continente, al cariz antieuropeista de los medios más próximos al Brexit.

Hoy celebramos el Día de Europa, y conviene recordar que esta fecha conmemora la llamada Declaración Schuman, un compromiso que tiene el nombre del entonces ministro de exteriores francés Robert Schumman y que supuso el primer paso para la integración de los estados europeos al proponer que el carbón y el acero de Alemania y Francia se sometieran a una administración conjunta. Este compromiso supuso la creación de la primera Comunidad Europea, la del Carbón y Acero, y es el origen de la actual Unión Europea.

Ya desde un inicio, la energía ha sido (y sigue siendo) un vector clave de la verdadera Europa. En la actualidad, la UE tiene como uno de sus principales retos el llamado Plan Juncker, que busca la creación de una verdadera Unión Energética en Europa.

En este contexto, el sector del gas natural cumple un papel fundamental dentro del mapa energético europeo. Este es un sector clave y está en continua evolución para alcanzar la excelencia mediante la consecución de tres objetivos prioritarios, en línea con los marcados por el Plan Junker: reforzar la seguridad de suministro, aumentar la competitividad y continuar trabajando en la eficiencia energética y la reducción de emisiones.

Para ello, la UE tiene en marcha una estrategia en materia de energía y clima para el horizonte 2020-2030 que pone el foco en los factores geopolíticos ligados a la dependencia energética de la UE.

La dependencia energética del exterior tiene dos consecuencias principales: la necesidad de garantizar el abastecimiento y el alto coste de importar energía. En consecuencia, la estrategia de seguridad energética europea requiere de mayores interconexiones como medida para alcanzar unos precios realmente competitivos y aumentar la seguridad de suministro en Europa.

Por ello, la interconexión, la interoperabilidad y el desarrollo de redes transeuropeas de transporte de gas son factores necesarios para favorecer un verdadero mercado interior de la energía, por lo que se requiere un esfuerzo especial en los países que no han alcanzado un nivel mínimo de integración en el mercado interior como son España, Portugal o los países bálticos.

Este mercado interior de la energía permitirá además una mayor convergencia de precios del gas entre los países europeos, es decir, unos precios más ajustados al mercado, ya que permitirá una mayor transparencia en las transacciones.

Estos tres grandes retos (Seguridad de suministro, competitividad y sostenibilidad) se analizaron también en el V Simposio Internacional de la Fundación para la Sostenibilidad Energética y Ambiental (Funseam), celebrado el pasado mes de febrero en Barcelona el que tuve la oportunidad de participar.

Este es precisamente el objetivo de Funseam, una institución sin ánimo de lucro cuyo patronato tengo el honor de presidir y que tiene la misión fundamental de desarrollar actividades en el área de la sostenibilidad energética y medioambiental.

Funseam