El cambio climático es uno de los desafíos más complejos que debe afrontar el mundo contemporáneo. Se trata de un problema global que, como tal, requiere de soluciones globales, diseñadas con el consenso de todos los países y con la implicación de todas las esferas de la sociedad.

El pasado 12 de diciembre se dio un paso decisivo en esta dirección. Tras varias semanas de negociaciones, los principales líderes mundiales firmaron un pacto vinculante en la Cumbre del Clima en París, la COP21. El acuerdo supone un importante hito en la lucha contra el Cambio Climático, pues recoge el compromiso de un total de 195 países, que actualmente representan en torno al 95% de las emisiones globales. Que todos ellos hayan comunicado expresamente su voluntad de reducirlas supone, sin duda, un avance histórico.

El objetivo final es ambicioso: conseguir que el aumento de la temperatura media se mantenga entre los 1,5 y 2 grados como máximo. Para ello, todos los países firmantes deberán limitar sus emisiones y tendrán la obligación de comunicar cada cinco años su contribución a este objetivo.

Es verdad que queda mucho camino por recorrer, pero no cabe duda de que el acuerdo de París supone un buen punto de partida para empezar a trabajar conjuntamente y cambiar el modelo actual por otro más sostenible.

El papel las empresas energéticas, es esencial en este cambio de paradigma. En los últimos años hemos dado pasos importantes en ese sentido, apostando por la sostenibilidad y situándola como una parte imprescindible de nuestras estrategias y por esa senda iniciada tenemos que continuar. Confío en que las medidas acordadas en la COP21 vayan acompañadas de un compromiso real y duradero por parte de todos. Sólo así podremos avanzar, de manera definitiva, hacia ese modelo más sostenible.