La recuperación económica en todo el mundo está teniendo un denominador común: una altísima volatilidad.

En este contexto, conocido por todos, la energía está una vez más en el centro de todas las miradas. Por una parte, porque vivimos una coyuntura de altos precios energéticos que tiene un serio impacto sobre las industrias y los hogares, en definitiva, sobre la vida las personas. Y por otra, y esta es la parte que más sorprende, esta situación de volatilidad en los mercados energéticos ha llevado a que se hable de algo que en pleno siglo XXI considerábamos ya incuestionable en las sociedades desarrolladas y que también es vital para todos: la garantía del suministro energético.

¿Hay riesgo real de un gran apagón en nuestro país? ¿Podría España quedarse sin gas este invierno? Todos hemos leído u oído últimamente preguntas y afirmaciones categóricas sobre este asunto.

Como ingeniero, me decanto por el análisis racional y basado en datos. Es lo que pretendo en este post: hacer un repaso de cifras y hechos objetivos que permitan sacar conclusiones.

En el ámbito del gas, la red de infraestructuras de nuestro país hace que España sea desde hace décadas un referente europeo por la diversificación de su aprovisionamiento. Contamos con 6 plantas de regasificación operativas, que en 2020 recibieron gas natural licuado (GNL) de 13 orígenes distintos. El GNL representó el año pasado el 63% del aprovisionamiento de gas de España.

Además, contamos con seis conexiones internacionales de gas: dos con Portugal, dos con Francia, y dos con Argelia a través de los gasoductos de Medgaz y del Magreb. Es este último el que, como es sabido, finalizó el pasado 31 de octubre el contrato por el que Argelia abastecía de gas natural a España vía Marruecos. Argelia ha garantizado que seguirá suministrando el gas que España necesite a través de Mezgaz y, si es necesario, incrementando las entregas de GNL través de buques metaneros. Otro dato a tener en cuenta: un barco procedente de Argelia tarda menos de un día en llegar a las plantas españolas. Argelia durante más de 30 años ha sido un suministrador fiable para España.

Más datos:

• España ha empezado el mes de noviembre con gas natural almacenado para el equivalente a 40 días de consumo.
• Noviembre ha comenzado también con un 65% más de gas natural licuado en las plantas de regasificación del Sistema Gasista español y una capacidad contratada en sus tanques para este mes del 95% -el máximo posible a principio de mes- frente al 57% que se contrató en noviembre de 2020.
• Para diciembre, quedando todavía pendiente una subasta, la capacidad contratada es ya del 77,41%, cuando el año pasado fue del 58,71%.
• Si nos fijamos en el total de la temporada invernal, de noviembre a marzo, ya hay adjudicados 136 slots para las descargas de buques en las plantas de GNL españolas. En comparación, el invierno pasado descargaron 86 barcos.
• En cuanto a los almacenamientos subterráneos, están ya en torno al 82% de su capacidad.

A estas cifras han contribuido las medidas excepcionales que, en coordinación con el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, en Enagás hemos adoptado por prudencia y prevención. En concreto, hemos realizado dos subastas extraordinarias de slots para la descarga de barcos metaneros, con el objetivo de poner a disposición de las empresas que traen el gas natural a España la máxima capacidad en las plantas de GNL del país. Esto permitirá qué 45 barcos más de los previstos inicialmente para un año puedan descargar en plantas españolas. Un dato que ayuda a contextualizar estas magnitudes: en el mundo hay un total de 500 metaneros disponibles.

En definitiva, y gracias a las medidas de anticipación adoptadas, el Sistema Gasista español cuenta actualmente con unos niveles de capacidad contratada de gas natural superiores a los de inviernos anteriores en la misma fecha.

Por tanto, y sin pretender subestimar las problemáticas energéticas y de todo tipo que afectan actualmente a la economía mundial, el análisis de datos apunta a una llamada a la calma frente a las visiones alarmistas o incluso un tanto apocalípticas.

La pandemia ha puesto todo patas arriba y también ha puesto de manifiesto que todas nuestras seguridades pueden ser cuestionadas, pero esto no puede llevarnos al catastrofismo como pensamiento permanente e incluso paralizante.

Claro que puede haber otra pandemia, y un gran ataque cibernético, y hemos visto un colapso del comercio internacional por un barco que se atasca en el Canal de Suez, pero los alarmismos generalizados y sin base concreta no son justificables salvo que seamos guionistas de cine. Merecemos análisis rigurosos y basados en datos y no dejarnos llevar por el sensacionalismo.

Sobre el tema que me ha llevado a escribir este post: con la situación a día hoy, y con las reservas de slots y capacidad ya realizadas por las compañías comercializadoras, no existen indicios objetivos de una falta de suministro gasista en los próximos meses.

En cuanto a electricidad, el operador del mercado eléctrico español, Red Eléctrica, con el que en Enagás estamos en permanente coordinación, informaba el domingo 31 de octubre de que la capacidad de generación del sistema eléctrico peninsular español supera los 107 GW de potencia instalada. Esto es más del doble que cualquier pico de demanda que se haya producido hasta el momento en España: el máximo histórico, registrado en diciembre de 2007, alcanzó una potencia instantánea de 45 GW, y el máximo de este año 2021, en enero, superó ligeramente los 42 GW. Entonces ¿un gran apagón es posible? En base a estos datos, la conclusión de REE era clara: “No existe indicio objetivo que haga pensar en un evento de tales características en nuestro país”.

España está hoy mejor preparada energéticamente para afrontar el invierno que en los últimos tres años, tanto en reservas de capacidad gasista como en potencia eléctrica instalada. Gobierno, operadores y comercializadores estamos haciendo nuestro trabajo y tomando todas las medidas necesarias para contribuir a la seguridad de suministro de España. Esa es la realidad y todo lo demás, basándonos en los datos de los que disponemos hoy, son conjeturas.