La contaminación urbana es un problema real que cada vez ocupa más portadas en los periódicos. En el último año, la escasez de lluvias ha agravado la situación y más de veinte ciudades españolas han sobrepasado los límites de polución establecidos, una realidad que nos afecta y nos debe preocupar a todos.
Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 400.000 personas mueren prematuramente cada año en la Unión Europea por la mala calidad del aire y varios millones padecen enfermedades respiratorias y cardiovasculares provocadas por la contaminación. Estos datos ponen de manifiesto la urgencia de encontrar soluciones.
Hay muchas cosas que se pueden hacer para conseguir un aire más limpio y saludable. El gran reto que tiene el mundo es descarbonizar la economía. En este sentido, si hay un sector que evolucionará en el futuro para dar respuesta a esta transición ecológica ese será el transporte.
Por hacernos una idea, en España más del 65% de la contaminación urbana tiene como origen el transporte. Una movilidad más sostenible permitirá bajar los niveles de polución y cumplir con los objetivos medioambientales exigidos por Europa en el horizonte 2020.
Algunos ayuntamientos han reaccionado y han decidido restringir el uso de los combustibles más contaminantes y apostar por otras alternativas más sostenibles, como el gas natural licuado (GNL) y el gas natural vehicular (GNV) o comprimido (GNC). Ciudades como Barcelona, Valencia, Sevilla o Burgos cuentan ya con una amplia red de transporte público que usa el gas natural como combustible.
A nivel particular, existen distintos programas estatales y autonómicos que subvencionan la compra y utilización de estos vehículos. Los planes Movalt y Movea, el PIVE 8 de incentivos al vehículo eficiente, la reducción sobre el IRPF y una variada batería de ayudas autonómicas hacen que comprar uno de los 24 modelos de turismos y vehículos comerciales ligeros de “emisiones casi cero”, que ya ofrecen nueve fabricantes en Europa, sea una inversión rentable.
Las ventajas medioambientales son muy importantes: utilizar un vehículo a gas en lugar de uno alimentado por combustibles tradicionales contaminantes reduce en más de un 85% las emisiones de óxido de nitrógeno (NO) y ayuda a rebajar en un 24% las emisiones de CO2 (el principal gas de efecto invernadero). También suprime prácticamente todas las partículas en suspensión (el 96%), principales contaminantes que afectan a la salud humana, y a nivel global, hasta en un 20% las emisiones de CO2.
Estos datos han sido publicados por la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad y proceden del estudio Greenhouse Gas Intensity from Natural Gas in Transport que elabora Natural & bio Gas Vehicle Association (NGVA Europe), la organización europea que promueve el transporte a gas. Enagás es miembro de ambas entidades.
Además, los motores de gas natural son menos ruidosos porque reducen hasta un 50% la emisión sonora y las vibraciones respecto a los diésel, lo que también contribuye a mitigar la contaminación sonora en las ciudades. En esta línea, es necesario continuar incrementando el número de estaciones de repostaje.
Los datos hasta ahora son positivos, pero aún queda camino por recorrer. En 2016, las matriculaciones de este tipo de vehículos en España aumentaron un 133%, hasta una flota de 6.100 vehículos a gas, de los que 1.700 fueron turismos.
En el resto del mundo ya circulan 20 millones de coches particulares propulsados a gas natural. Esta cifra alcanza los casi 25 millones sumando también los vehículos más pesados. Esto muestra que se trata de una tecnología madura, contrastada y más popular fuera que dentro de nuestras fronteras. De hecho, sólo en Italia hay más de 1 millón de vehículos que utilizan el gas natural como combustible, según la International Association Natural Gas Vehicle.
En nuestro país queda pedagogía por hacer. Si queremos contribuir a reducir la contaminación urbana, es fundamental que todos conozcamos las alternativas sostenibles con las que contamos.
Este es un reto muy importante. Debemos estar a la altura y transmitir más y mejor las ventajas que presenta el gas natural, una fuente de energía que tiene mucho que aportar para mejorar la calidad del aire.